miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Realmente somo tan diferentes los hombres y las mujeres?


Puede ser que que en ambos sexos haya casos de incomprensión, de desoir al otro, de insensibilidad y afán de superioridad.

Tal vez lo que tengamos que hacer es intentar conseguir no llegar a ser uno de esos casos, superando, si es necesario, nuestra propia educación que, a veces, nos lleva a esa insensibilidad, a no saber más que mirarnos al propio ombligo, a buscar siempre salirnos con la nuestra, sea como sea y sobre quien sea.


Los fracasos a que nos lleva, en muchas ocasiones, la incomunicación, no deben amilanarnos en lo que debe ser, sin duda, la batalla diaría por el triunfo de la humanidad que llevamos dentro, de ese ser personas, frente a nuestros instintos más animales, sin dejar, por eso, de ser hombres y mujeres.

La victoria, en dicha contienda, nos llevará a un verdadero amor compartido, con una satisfacción mucho mayor que la que nos cause dejarnos llevar por los impulsos contrarios, pues éstos nos encauzarán, a la larga, a la infelicidad.

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